María
Cristina Gazzola Directora
de Educar Hoy
Muchos padres
se sienten contentos y cómodos con su tarea de educar a sus hijo. Hasta que
nos damos cuenta de que es diferente, o cuando alguien diagnostica que
nuestro niño es talentoso. De repente creemos que nuestra tarea, todo lo que
hacemos, no es suficiente. Contaba la
madre de Juan: “Yo tenía mucha confianza en mí misma y disfruté
realmente de ser mamá. Juan fue un bebé fácil y nosotros teníamos una
cantidad de diversiones juntos: él, mi esposo
y yo, antes de que Juan comenzara la escuela. Ahora nos enteramos de
que él es talentoso y repentinamente mis suegros piensan que no puedo dirigir
bien la educación de mi hijo. Lo que
nos cuenta esta mamá es muy común: nuestra familia o bien desestima los
talentos de nuestro niño, o nos cree incapaces de poder ayudarlo. Esta
situación nos asusta mucho a los padres y generalmente tomamos uno de estos
dos caminos: olvidar las capacidades de nuestros niños tratando de disfrazar
sus talentos, o correr detrás de talleres y lecciones especiales y otras
actividades enriquecedoras con el fin de ayudar a nuestro hijo a alcanzar su
potencial. Padres:
difícil es la tarea que tenemos de educar a nuestro niño talentoso. Nuestros
hijos son niños primero y, en segundo lugar, talentosos. Ellos son más
felices cuando se pueden relacionar con nosotros de manera cómoda y segura, y
tenemos que pensar en cómo pueden lograrlo si nosotros, los padres, estamos
siempre con los nervios de punta y cuestionándonos si hacemos bien las cosas. Confiemos
en nuestros instintos, sobre todo en nuestro criterio y en nuestro sentido
común. Hay que
conversar mucho con ellos; hay que ayudarlos a sacar sus propias
conclusiones, brindándoles nuestro apoyo, y hay que darles la seguridad que
tanto necesitan. Sólo eso, nada más que eso, puede ser una gran ayuda. Proteja
su salud emocional tomando su rol de padres paso por paso (coincidentemente
esta es precisamente la clase de conducta que usted desea de modelo para su
niño). Recuerdo haber leído: Cada minuto de nuestra niñez y nuestra adolescencia vale y debe vivirse como tal. Es una de las claves de los individuos exitosos poder desarrollarse como personas; atendiendo no sólo a su aspecto intelectual sino al físico, psicológico, social y espiritual como ser integral, único e irrepetible. Que
nuestro niño no viva como una carga sus talentos, pues por encima de
cualquier objetivo lo que debemos proponernos como padres es que nuestro hijo
sea feliz y pueda disfrutar plenamente de sus habilidades. Este
artículo fue publicado en la revista EDUCAR
HOY en Julio de 1998 en el número 18.
|